La historia está llena de
hombres que pasan sin hacer ruido… o el ruido que logran hacer sólo llega a “molestar” a unos cuantos…
Al hombre a quien deseo hoy
honrar quería hacer mucho ruido… y logró hacerlo… y molestó bastante…
Mi padre fue tenaz… un
enérgico varón… nunca estuvo conforme, siempre buscó revolucionar… mi padre fue
un hombre que, en su afán de conquistar lo infinito, persiguió hasta el fin la
verdad…
Pocos lograron estimar su
carácter… sólo a unos cuantos pudo acercárseles y mantenerlos cercanos… sus
amigos, realmente pocos, podrán dar testimonio de sus controversias y de su
lucha por la excelencia…
Su afán por el estudio, su
búsqueda de lo evidente y de lo secreto, sus “locas convicciones”, y su pasión
por conocer siempre más y mejor, hicieron que su vertiginosa aventura terminara
a los escasos cincuenta y seis años…
Del Sr. Héctor Villafuerte de
Miguel se podrá opinar mucho… y la balanza podrá inclinarse hacia un lado o
hacia el otro, dependiendo del tiempo que pasaron junto a él y hayan podido
constatar lo “difícil” que era convivir con aquel “titán”…
Mi padre vivió libre, y murió en
paz… que Dios, a quien siempre buscó y a quien espero haya encontrado, lo acoja
en su vida eterna, bienaventurada… Amén.
Detrás de un gran ser humano estuvo otro grande. Por eso su legado -que continúa en usted- es tan valioso.
ResponderEliminarUn abrazo, profe.
Muchas gracias, Miguel... Dios te bendiga... Un fuerte abrazo...
Eliminar