sábado, 8 de junio de 2013

Joven, yo te lo mando: ¡Levántate!


Domingo X del tiempo Ordinario.

San Lucas nos relata en su Evangelio (Ver Lc 7, 11 - 17) que Jesús, entrando en una ciudad llamada "Naím", contempló una marcha fúnebre... se trataba del hijo único de una pobre viuda...

El Divino Maestro, compadeciéndose, se acercó a la mujer y le dijo: "No llores"... luego, tocando el féretro, conminó al difunto: "Joven, yo te lo mando: ¡Levántate!"

El muchacho se levantó... y se puso a hablar... 

El Evangelio termina diciéndonos cómo Jesús se lo entregó a su madre, y la gente alababa a Dios por cuanto acababan de presenciar...

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¿Cuántas mujeres (viudas, casadas, o madres solteras) habrá por allí, llorando por sus hijos (ya difuntos o "muertos en vida"), abrumadas, desanimadas, y sin encontrar consuelo?

Pues a cada una de ellas, también hoy Jesús se acerca y les dice: "No llores"... 

Recordemos que la Palabra de Dios es viva y eficaz (Ver Hb 4, 12), por ello, las de Jesús no se quedan en una mera "emisión de voz", sino que trascienden a una concreta acción.

Jesús, acercándose a cada uno de estos "difuntos", también les dirá:

"Joven, yo te lo mando: ¡Levántate!"

- Levánte tú, que sientes el peso de la analfabetización, aún presenciando las aulas de clase, por el poco o nulo compromiso de tus profesores.
- Levántate tú, que sobrevives con unos cuantos mendrugos, a causa de la injusticia y de la tan mala distribución de las riquezas que hay en nuestro País.
- Levántate tú, que has perdido la ilusión por la vida, que crees que todo será mejor sin ti, que piensas que nadie te echará de menos, y por eso estás a punto de rasgarte las venas...
- Levántate tú, que presa de las drogas, el alcohol, o la pornografía, te comportas como un títere a merced de quienes, sin escrúpulos, se han jugado a los dados tu suerte...
- Levántate tú, a quien en ninguna parte le dan trabajo porque "no tiene la experiencia necesaria", y debes mantener, con tan corta edad, a una esposa y uno o dos pequeños...
- Levántate tú, a quien se le hizo fácil sacar una tarjeta de crédito, y por más que lo intentaste, y por más puntual que quisiste abonarle, ya nunca lograrás pagarla...
- Levántate tú, que vives confundido en tu identidad... que no sabes si naciste o te hiciste... que estás por "salir del clóset", pero... pero... pero...
- Levántate tú, que hace años que no vives tu fe, porque alguna vez, en alguna ocasión, alguien te defraudó...
- Levántate tú, que has echado en saco roto los consejos de tus padres y formadores, y decidiste andar con ese amigo o amiga que bien sabes que no te conviene...

El jóven del Evangelio se levantó... y se puso a hablar... 

Si el Señor ordena... no hay de otra... se debe obedecer... 

Ya nos lo recuerda la Palabra de Dios: "La boca habla de lo que está lleno el corazón" (Ver Mt 12, 34)... 

Y es que si hemos sido testigos de las maravillas de Dios... ¿Cómo callar?

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