En una sociedad ampliamente influenciada por el "confort", el "bienestar" y la "ley del menor esfuerzo", un hombre preguntó a un venerable anciano, después de quejarse mucho de su mujer y de alabar ampliamente a su "querida", si debía quedarse con su esposa o con su amante...
El sabio reflexionó un momento y, en silencio, fue hasta donde su jardín y volvió trayendo en sus manos dos macetas: una contenía una rosa, y la otra un pequeño cactus...
El anciano preguntó entonces: "Si yo te ofreciera cualquiera de estas dos macetas, ¿Cuál escogerías?"
El sabio, asintiendo, contestó: "A veces, los hombres solemos dejarnos
llevar sólo por la belleza externa, por lo superficial, y elegimos lo
que más brilla y seduce... pero no es en los placeres donde suele
encontrarse al amor verdadero. Piensa conmigo: La rosa es, en efecto, una flor muy
bella, pero después de extaciarnos unos breves momentos se marchita y
muere. El cactus, en cambio, sin importar el tiempo o el clima que haga,
seguirá igual... verde y con sus espinas.
Tu mujer, amigo, conoce todos tus defectos, tus debilidades, tus errores... ha soportado tus gritos, tus malos ratos, tus infidelidades... y sigue allí... contigo.
Por otro lado, está tu amante, que sabe de tu dinero, tus lujos y despilfarros, tus espacios de felicidad y tus sonrisas eventuales... y es sólo por eso por lo que está contigo.
Ahora... dime: ¿Con quién te vas a quedar?"
* * * * * * * * * *
Los valores de la fidelidad, la honestidad y el compromiso de los
esposos de "amarse y respetarse durante toda la vida" siguen vigentes...
Dime tú, querido lector: ¿Cuándo dejaron de tener peso estas virtudes en tu vida?
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