martes, 18 de diciembre de 2012

¿Para qué pensar en la vida, si de cualquier manera nos llegará la muerte?


El título del presente post me parece adecuado, muy apropiado... estoy plenamente de acuerdo con el enunciado. Por eso, yo propongo cambiar el orden de los factores y pensar más en la muerte, para poder así valorar más la vida...

El mundo y sus locas ideas... siempre nos invita a no pensar en la muerte, y por eso le guardamos tanto "cariño" a la vida:

- Compramos cremas para tener una piel más tersa, o para que nos quiten las arrugas.
- Aceptamos cirugías "estéticas".
- Pagamos implantes mamarios o de glúteos con el vano fin de lucir más jóvenes y "sexys".
- Buscamos las inyecciones de botox (toxina botulímica) para evitar las "patitas de gallo"... y sólo para que nuestra expresión "grite" a todo pulmón una edad que simplemente ya no tendremos jamás.
- Decoramos los ataúdes y maquillamos a los muertos.
- Arreglamos los panteones (incluso les hemos cambiado de nombre: ahora se llaman "jardínes", "recintos" o "parques funerarios").
- Hacemos dietas y ejercitamos nuestro cuerpo para evitar que los años pasen, y en ocasiones dejan funestas consecuencias en nuestra salud o en nuestra figura.
- Compramos aparatos o suplementos alimenticios (si es preciso de marcas publicitadas en el televisor), para complementar nuestra ingesta diaria o para conseguir "sin esfuerzo" lo que más deseamos.
- Además, aunque siempre pagamos mucho seguimos cobrando poco, y nos endeudamos con tal de andar al último tono de la moda y aparentar que somos "gente bien"...

Esto no fue lo que nos enseñaron nuestros padres: aquellas expresiones dolorosas y dramáticas de la muerte que apreciábamos en los panteones y en las tumbas que los llenaban, simplemente han desaparecido... ya no se habla de esfuerzo, de fatiga, de cansancio laboral... se protegen los "derechos" pero se echan de menos a las "obligaciones"... se pretende permanecer siempre jóvenes y siempre en este mundo... pero la verdad es otra... la verdad es que nos equivocamos...

Si pensáramos más en la muerte, respetaríamos y amaríamos más la vida propia y la de los demás. Nos esforzaríamos mucho más por consegurir lo que en verdad vale la pena y dejaríamos a un lado las sutilezas que nos suelen agobiar...

Es frecuente encontrar en las imágenes o en los cuadros representativos de los Santos una calavera... y es que ellos sí pensaban en la muerte, y por eso aprovecharon al 100 % la vida presente, sabiéndola caduca, perecedera, finita...  Sus obras fueron buenas, pues los motivaba la vida eterna...

Así es... la muerte, irremediablemente, más temprano que tarde, nos va a llegar... y aunque no sabemos el "cuándo" ni el "dónde", sí podemos preveer el "cómo" la afrontaremos...

¡Si pensáramos más en la muerte, apreciaríamos más la vida!

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