martes, 26 de marzo de 2013

Era de noche...


En el Evangelio del día de hoy (Ver Jn 13, 21 - 33), San Juan nos narra un evento "trágico" y "sumamente doloroso" para Jesús: Mientras estaba con sus amigos, compartiendo la mesa, les confió que uno de los allí presentes lo iba a traicionar...

Todos ellos se miraban confundidos, y unos a otros se preguntaban "¿De quién lo dirá?"...

Simón Pedro le hizo señas al discípulo amado, para que preguntara a Jesús sobre aquel asunto de "susto"... Él, reclinado sobre el pecho de su Señor, le dijo:

- Señor, ¿Quién es?
- Aquel a quien yo dé este trozo de pan que voy a mojar...

Y el bocado, fue para Judas, el Iscariote... 

- Lo que has de hacer... hazlo pronto... - concluyó Jesús -.

Nadie más sospechaba de su "tesorero". Recordemos que Jesús lo había elegido, como a cada uno de los allí presentes. Lo había mirado "con amor", y le había confiado también la misión evangelizadora... Todos creían que iría a comprar algo para la cena... o quizás que iría a atender a algún pobre en nombre del grupo...

Pero Judas y Jesús sí que sabían a dónde iría aquel traidor... y cómo atragantado con aquel pan ázimo mojado en haroset (una dulce salsa, mezcla de manzanas con almendras y vino aromático), se retiraría de aquella "familia" que lo había educado y formado en la virtud, para dirigirse, por "méritos propios", a las tinieblas y a la soledad del pecado... a la vil traición...

"Era de noche", nos dice San Juan... y así andamos también nosotros cuando nos atrevemos a traicionar a Jesús, a desobeder sus mandatos, a empecinarnos en hacer las cosas "a nuestra manera", cuando, en fin, le damos la espalda y echamos en saco roto su Amistad...

"Era de noche" cuando Judas salió del Cenáculo para entregar al Hijo del hombre... 

Querido lector: Para ti, o para mí, ¿Se estarán cirniendo también las tinieblas?

lunes, 25 de marzo de 2013

Remar "mar adentro"...



En las orillas del “lago de la vida”, se reúne un gentío para conocerte, Señor, para oír tu palabra. Hombres y mujeres, unos de edad avanzada y otros despertando apenas a la vida; los hay del campo y de la gran ciudad; obreros, empleados, campesinos, estudiantes, amas de casa… un gentío tal cual.

Cada uno de ellos, se encuentra en “su orilla”, en el aquí y en el ahora que estamos viviendo. Cada uno presentando a nuestra Arquidiócesis diversos desafíos pastorales.

Ellos están ahí y, nosotros… ¿dónde estamos? Ellos vienen en búsqueda de ser atendidos, y es verdad: son muchos, demasiados quizá. Pero a nosotros, el Señor Jesús nos ha dicho: “Hagan que todos sean mis discípulos” (Cfr. Mt 28, 19).

Cuántas veces hemos desembarcado, bajando de la barca de nuestra vocación particular y nos hemos puesto a lavar nuestras redes… Es decir, cuántas veces nos hemos desanimado, pretendiendo dejar nuestro compromiso “porque esto” o “porque lo otro”. Pues “lavar las redes” significa poner fin a un trabajo, quizá porque se ha perdido la motivación para seguir adelante... Los brazos se bajan, cansados, y en la mente se arraiga la idea de que la pesca se ha acabado, que ya vendrán tiempos mejores…

Cuántas veces hemos “guardado en el closet” de la vida nuestro compromiso cristiano para dedicarnos a otras actividades, incluso ajenas a la identidad de nuestra Iglesia. 

Que si “porque nos desilusionamos”, que si “porque no nos tomaron en cuenta”, que si “el párroco”, que si “la coordinadora”, que si “el patrón", que si "los compañeros”, que si “el grupo que atiendo”…

En esas estamos, queriéndonos bajar de la barca, y Jesús que se sube a nuestra embarcación y nos pide separarnos un poco de la orilla (Cfr. Lc 5, 3). Separar la barca un poco para así poder contemplar al gentío y darnos cuenta que son muchos y que sus necesidades de crecer en la fe también son muchas.
 
Y el Señor ha elegido la barca de nuestra vida para, desde ella, dirigir su Palabra a todos ellos, dirigirla a través de nuestro ser y quehacer. Él se subió a nuestra barca y nosotros, ¿queremos bajarnos de ella? Él quiere hacer llegar a todos su Palabra, y nosotros, queriendo silenciar la voz…

“Remar hacia adentro”, (en latín: “duc in altum”), es recordar con gratitud los años transcurridos, es vivir con pasión el momento presente, es abrirnos con confianza al futuro que se acerca (Cfr. Carta Apostólica de SS Juan Pablo II, Novo Millennio ineunte 1). 

Y hoy, precisamente esa debe ser nuestra actitud…

“Remar hacia adentro”, “duc in altum”, es tener la actitud de entrega total, estar dispuestos a ofrecer hasta el último esfuerzo por encontrar nuevos horizontes para nuestra comunidad, reflejando en nuestro rostro la alegría del rostro de Jesús…

“Remar hacia adentro”, “duc in altum”, es ir desde lo profundo hasta esas distintas orillas donde se encuentran esperándonos, incluso sin saberlo, todos aquellos a quienes nuestro actuar comprometido aún no ha llegado…

El Señor nos invita a valorar lo ya logrado y a la vez nos pide echar nuevamente las redes, para, como lo hizo Simón, capturar una gran cantidad de peces y hacer señas a los compañeros de la otra barca (de las otras comunidades), para que se involucren en la tarea para el aquí y el ahora, en la pastoral que requiere nuestra Arquidiócesis.

¡Rememos, entonces, hacia adentro y echemos las redes para pescar!

Ahora es el tiempo de dejar los apegos a todo aquello que antes nos impedía crecer. Es el tiempo en que, a la luz del Documento de Aparecida, el V Plan Diocesano de Pastoral (y ya tan próximos a realizar nuestro VI Plan Diocesano) y la Misión Continental que continúa, nos involucremos en este compromiso evangelizador.

¿Qué se nos pide hoy?

1. Impregnarnos de un tono y sabor “kerigmático” (asimilación de Jesucristo), de alegría y optimismo, generando espacios de amor y de júbilo en, desde, y para la Iglesia. Dejemos de lado las caras largas y las expresiones tristes que en poco o en nada ayudan al caminar de nuestra comunidad (V PDP 21, 234).

2. Generar en nuestras comunidades una pastoral que fortalezca la fe de cada persona, llevándole a profundizar en el conocimiento de Jesucristo al que lo ha aceptado en su vida por el Bautismo (V PDP 23, 237).

3. Acompañar a los demás hacia la vivencia de los criterios evangélicos y la recta conciencia, mediante el fortalecimiento de la dimensión moral y la denuncia, clara y oportuna, de todo aquello que vaya en contra del Plan de Dios (V PDP 62 - 63).

4. Proponer una evangelización permanente, a lo largo de la vida, que profundizando en el conocimiento, amor y seguimiento de la persona y mensaje de Jesús, nos lleve a una maduración en ser, auténticamente,
discípulos - misioneros del Señor, empleando para lograrlo las diversas herramientas propuestas por la Arquidiócesis (V PDP 65, 67, 78, 236).

5. Realizar, en torno a la celebración dominical de la Eucaristía encuentros fraternos, peregrinaciones, obras de caridad y momentos especiales de oración en el que participen los distintos grupos de la comunidad parroquial: Niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos, discapacitados, etc. (V PDP 181).

El Señor, nos invita hoy a echar nuevamente las redes a nuestro "lago" y a hacer realidad en nuestra Parroquia las proposiciones del Plan de Pastoral…
 
¡No desaprovechemos esta oportunidad!

sábado, 23 de marzo de 2013

Inicia la Semana Santa


Llamamos "Semana Santa" o "Semana Mayor" a la conmemoración anual del calendario cristiano con la que se celebra la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

Es un período que se caracteriza también por una intensa actividad litúrgica. Comienza el Domingo de Ramos, y finaliza con la Vigilia del Sábado Santo.

Durante la Semana Santa, tienen lugar numerosas muestras de religiosidad popular a lo largo de todo el mundo, destacando las procesiones, las empanadas, las visitas a los siete templos, las representaciones de la Pasión (Via crucis, Judeas, etc.), las capirotadas y la adoración Eucarística con sus respectivos altares o monumentos...

Los días más importantes de la Semana Santa son los formados por el llamado "Triduo Pascual": Jueves Santo (a partir de la Misa Vespertina de la Cena del Señor), Viernes Santo (día de luto por el deceso de Jesús), y Sábado Santo (con su Vigilia Pascual).

A principios del Siglo IV, se dio en la critiandad una gran confusión sobre cuándo habría de celebrarse la Pascua... en efecto, habían surgido numerosas tendencias o grupos de practicantes que utilizaban cálculos propios:

En el Concilio de Arlés (año 314), por ejemplo, se obligó a toda la cristiandad a celebrar la Pascua en un mismo día... hubo propuestas varias, pero en el Concilio de Nicea (año 325), fue donde se llegó finalmente a la solución. En este Concilio se estableció que la Pascua había de celebrarse cumpliendo estas tres sencillas normas:

1. Que la Pascua se celebrase en Domingo (el "Día del Señor").
2. Que no coincidiese con la Pascua judía (así se evitarían "paralelismos" o "confusiones entre ambas religiones").
3. Que los critianos no celebracen nunca la Pascua dos veces en el mismo año.

Actualmente, se celebra la Pascua el domingo inmediatamente posterior a la primera Luna llena, tras el equinoccio de primavera. Como vemos, no se celebra en una fecha fija, corresponde a una calendarización lunar, y no según nuestro calendario, que es solar...

Por todo esto, la Pascua en ocasiones se celebra entre el 22 de marzo al 25 de abril. Este año la estaremos celebrando el próximo domingo 31 de marzo...

En algunos países, debido a su importancia religiosa, y de acuerdo a la mayoría cristiana de sus habitantes, se suspenden labores y se propicia el tiempo de vacaciones, favoreciendo el descanso, la convivencia con los seres queridos, y el acercamiento a Dios, a través de la vivencia de los oficios en los días más importantes de nuestra fe... 

martes, 19 de marzo de 2013

Ser padres como San José

 
Una parte de la tradición cristiana, fuertemente inspirada por la iconografía y hasta por algunos textos apócrifos, ha deteriorado la imagen de San José: Se le pinta o se le esculpe con barba abundante, rasgos avejentados, “inocentes” y hasta demacrados… Así, más que provocar devoción e inspirar la imitación de sus virtudes, provoca pena, lástima o hasta burda compasión.

Mal interpretada la Sagrada Escritura, en ocasiones se ha presentado al Patriarca como sumiso y abnegado a soportar una carga pesadísima: A recibir a su esposa (o como dice el evangelio apócrifo de Santo Santiago, a su “protegida”) pese a que está esperando un hijo y que por supuesto no es suyo… a acoger y a adoptar a un bebito que la razón no le alcanza para saber que viene de Dios… a vagar por Belén, de puerta en puerta buscando un sitio para que nazca aquella criaturita, y a aceptar dolido el portal y el pesebre como único lugar… a recibir a los pastores o a los sabios de Oriente, y no saber ni qué decir… a llevar a circuncidar a Jesús con el fin de  incorporarlo como descendiente de Abraham… a “rescatar a Jesús de la ira de Dios”, ofreciendo lo estipulado por la ley, en calidad de “humildes”… a llevar a María al Templo para purificarse… a huir a Egipto, de noche, y temeroso de que le asesinen a sus “familiares”… a volver después de años y encontrarse aun con peligros… a volver a Nazaret y educar a Jesús como su auténtico hijo, y proteger a María como su esposa fidelísima… a llevar a Jesús al Templo para celebrar su intromisión en la vida adulta… a buscarle y rebuscarle luego de que se “les quedó” en Jerusalén… a encontrarle y recibir aquellas “durísimas” palabras de “¿Por qué me buscaban? ¿Qué no saben que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?”… de volver a Nazaret y seguir instruyendo a Jesús en un oficio útil y dignamente remunerado… y a desaparecer, finalmente, sin figurar casi nunca como “protagonista”, ni decir en toda la Biblia una sola palabra…

Con estos rasgos tan escuetos, y que aparentemente no asombran demasiado, ¿Podríamos decir que San José es modelo para todos los padres de familia?

La respuesta es muy sencilla: Así, definitivamente, no…

Entonces, ¿Cómo arriesgarnos a desarrollar un tema sin fundamentos, o sin razones suficientes para avalarlo?

1. José, según la Biblia… según algunas opiniones

La Sagrada Escritura es el texto más idóneo para conocer mejor la figura del Santo Patriarca… pero sobresale por su sobriedad…

Lo que hemos dicho anteriormente, aunque muy difundido entre algunos cristianos, y supuestamente inspirados en la Escritura, no plasma fielmente lo que dice la Biblia…

Por poner solo un ejemplo: José es presentado cuando decide abandonar a María al saber que está encinta, como un “varón justo” (ver Mt 1, 19). Y esta “justicia” no se explica en la Escritura abundantemente, por ello, algunos autores han aventurado algunas opiniones:

·         Algunos dicen que José, si era “justo” es porque era un “cumplidor de la Ley”… Suena esto atractivo, pero… veamos: Si José, al saber que su esposa estaba embarazada y corroborando su no participación en esta situación particular, hubiera auténticamente sido un “cumplidor”, no habría decidido abandonarla, o repudiarla en secreto… sino que la hubiese acusado públicamente, y habría participado en la lapidación de “este tipo de mujeres” (ver Lv 11; 19; 20).
·         Otros, opinan que su “justicia” equivalía a “misericordia”, pero entendida más bien como “bonachonería”... Así, si José decidió huir de su esposa enfrentada a esta situación embarazosa, fue porque quería que “a él se le culpara” de lo ocurrido… También parece una atractiva opinión pero, si se trataba de esto, ¿Por qué la Biblia utiliza la palabra “justo” y no, más bien, “misericordioso”, “buenito”, o quizá, aunque suene más agresiva, “ingenuo”?

Otro sector piensa, y esto suena más acercado a una sana interpretación de la Escritura, que si José era un “varón justo” era porque ya conocía el Proyecto de Dios desde el principio y no quería “competir con Él”…

Hay quien dirá que esta opinión está errada, porque San Lucas (ver Lc 1, 26 – 37) nos presenta el anuncio del Ángel a María y no a San José… por tanto, José “no sabía nada” de esto, y tuvo que enfrentarse, con todo el dolor que esto suponía, a la incertidumbre…pero hay que considerar que el anuncio a José en sueños por el Ángel es narrado solo en San Mateo (ver Mt 1, 19 – 24), y nunca se dice que él no supiese nada de lo ocurrido, y también es el único Evangelio que lo describe como “justo”.

Conciliando ambas posturas, hay que decir que José “sabía del Plan de Dios”, pero lo que no sabía es si él “cabía en estos planes”... ¡Y Dios le hace saber que sí!

Era “justo” porque no quería apropiarse un Hijo que no era suyo… era “justo” porque aunque amaba a su esposa, y estaba comprometido con Ella, Dios también la había elegido para ser la Madre de su Hijo… era “justo” porque sabía que Dios tenía un proyecto de salvación, pero no sabía aún si Dios quería asociarlo a este Plan…

Pero Dios le hace saber que sí… que ya no dude en recibir a María, y que le ponga nombre al Niño, a fin de que sea considerado hijo suyo, y pueda contar con una figura terrena que le ayude a percibir el Amor de Dios... y para que Jesús tuviese la ascendencia davídica, requisito indispensable para el nacimiento del Mesías (ver Lc 2, 4).

Así, José se convierte en el Padre Putativo de Jesús (es decir, Jesús le dirá “padre” aunque no lo fuese en sentido estricto).

En la edad media era muy común esta denominación para San José, y al abreviar “Pater Putativus” en latín, surgió una expresión “PP”, que hoy se utiliza mucho para llamar a los que tienen el nombre de “José”.

Resumiendo, José era un “varón justo”, porque su vida estaba “ajustada a la voluntad de Dios” (ver Benedicto XVI, Discurso en Mvolyé, Camerún. 18 de marzo de 2009).

2. San José, modelo de los padres de familia

Analizando con más calma y con una sana exégesis (explicación o interpretación de la Escritura) los textos que a San José la Biblia le atribuye, sí que tenemos razones suficientes para justificarlo como modelo de los padres de familia. Resumamos esto en dos posturas:

Lo que no fue San José:

-          San José no fue un hombre ingenuo, que acepta todo sin hacer ninguna reclamación, ni un varón que injustamente abnegado se deja manipular.
-          San José no fue un hombre avejentado, ni en rasgos, ni en actitudes. Fue un hombre de su tiempo, un joven enamorado y comprometido legalmente con María, su esposa.
-          San José no fue un hombre que toleró la “infidelidad” de su esposa… No se le puede llamar un hombre “cornudo”… estas consideraciones son ofensivas. Él conocía el Plan de Dios, y se adaptó a él, consciente y activamente.
-          San José no fue un hombre del que se puede prescindir. Sin él, la historia de la Salvación no estaría “completa”. Su participación efectiva está más que justificada.
-          San José no fue un hombre que desaparece sin dejar huella. Mucho debió aprender de él Jesús, y María sin lugar a dudas que tuvo gratos recuerdos y sanas vivencias para seguirlas meditando en su corazón.

Lo que sí fue San José:

-          San José fue un hombre honrado y trabajador. Tenía un oficio digno, y justamente remunerado. No fue un hombre que vivió fácilmente. Con su trabajo esforzado se ganó honradamente el pan para sí mismo y para su familia.
-          San José fue un hombre sincero. Manifestó su voluntad de abandonar en secreto a María, al no saber si Dios quería asociarlo a su Plan de Salvación. Pero al saberlo, no dudó en participar de este Proyecto, aun con todo lo que implicaba.
-          San José fue un hombre prudente y fiel. Un varón al que se le pueden aplicar perfectamente las palabras de Mt 24, 45.
-          San José fue un hombre que amó y defendió solícito a su familia. En los pocos y distintos pasajes que los Evangelios de la infancia de Jesús nos presentan (San Mateo y San Lucas), queda más que comprobado.
-          San José fue un hombre de “pocas palabras”, pero de “mucha acción”. Quizá por eso la Escritura no nos dice nada que él haya expresado… pero hizo, y bastante…

Creo que estas “razones” son suficientes para decir, con toda propiedad, en qué sí y en que no los padres de familia encuentran en San José un modelo ejemplar, digno de ser considerado e imitado.

lunes, 18 de marzo de 2013

El Escudo del Papa Francisco


Es oficial. El vocero del Vaticano: Federico Lombardi, presentó hoy, en rueda de prensa, el escudo que portará los emblemas e ideales de nuestro Papa Francisco.

Prácticamente es el mismo que tenía Jorge Mario Bergoglio como Arzobispo de Buenos Aires (al interno del escudo y conservando su lema), sólo que ahora prensentará en su parte externa los símbolos propios del Pontificado.

La parte interna:

Se trata de un escudo en forma de cáliz, con fondo azul, representativo de la Santísima Virgen María. 

En la parte superior, al centro, el emblema de la Compañía de Jesús: Un sol dorado, radiante, con las iniciales "IHS", el monograma de Cristo (Del latín: Iesus Hostia Sancta = Jesús, Víctima Sagrada). Sobre la "H" se apoya una cruz, y debajo del monograma los tres clavos de la Pasión del Señor (uno por cada mano, y uno por sus pies).

En el campo inferior derecho (izquierdo, para quien lo ve de frente), una estrella dorada, de cinco puntas, la cual, según la antigua heráldica católica, representa a la Santísima Virgen María.

En el campo inferior izquierdo (derecho, para quien lo ve de frente), un racimo de uvas (símbolo Eucarístico), pero que ahora el Papa Francisco quiere interpretarlo como una "flor de nardo": simbolizando su amor y devoción por el Señor San José, en cuya fiesta litúrgica comenzará oficialmente su Pontificado. 

La parte externa:

En la parte superior, al centro, se encuentra una Mitra plateada, mostrando tres líneas doradas horizontales unidas por una línea también dorada vertical. Esto quiere significar los tres poderes que ostenta el Papa ("Padre de todos los reyes", "Gobierno temporal" y "Vicario de Cristo"), o bien, la triple misión del Sucesor de San Pedro (enseñar, gobernar y juzgar), pero unidos en una sola persona. Como lo sugirió el Papa Emérito, Benedicto XVI, este símbolo sustituye a la Tiara (una gran corona de plata que ostentaba tres coronas doradas), y que los Papas ya no usan desde que Paulo VI no quiso portarla en el Concilio Vaticano II.

Del lado derecho (izquierdo para quien lo ve de frente), una llave dorada; del lado izquierdo (derecho para quien lo ve de frente), una llave plateada. Estas dos llaves, unidas en la parte inferior del escudo por un lazo de color rojo, simbolizan "las llaves de Pedro", refiriéndonos al pasaje donde Jesús le dice al primer Papa: "Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el Cielo" (Ver Mt 16, 18 - 20).

En la parte inferior, con letras muy sencillas, minúsculas, y en latín, el lema de su Pontificado (que es el mismo que ostentaba ya como Arzobispo), tomado de una homilía de San Beda, el Venerable:

"miserando atque eligendo", que podría traducirse como: "lo vio con misericordia, y lo eligió", refiriéndose a la elección que Jesús hizo de San Mateo, un recaudador de impuestos a quien lo llamó para ser su discípulo (Ver Hom 21).

Quiera Dios que también nosotros nos unamos al Papa, con esta sencillez y con estos ideales, en la constante edificación de la Iglesia...

domingo, 17 de marzo de 2013

No soy perfecto... pero me esfuerzo en conquistarlo


Hermosas palabras las del Apóstol San Pablo... tomadas hoy del capítulo tercero de su carta a los Filipenses:

"Hermanos... no quiero decir que ya haya logrado ese ideal o que sea ya perfecto, pero me esfuerzo en conquistarlo, porque Cristo Jesús me ha conquistado. No, hermanos, considero que todavía no lo he logrado. Pero eso sí, olvido lo que he dejado atrás, y me lanzo hacia adelante, en busca de la meta y del trofeo al que Dios, por medio de Cristo Jesús, nos llama desde el Cielo..."

* * * * * * * * * *

Todos hemos visto o escuchado, por cualquiera de los medios de comunicación, cómo muchas personas derraman crítica sobre crítica para quienes han hecho una "opción" por Cristo y su Evangelio, y cómo éstos se convierten en "presa fácil", en "blanco seguro" para poder descargar sobre ellos sus dardos incisivos...

El "oscuro pasado", los "familiares incómodos", las "revelaciones acaloradas", las "comprometedoras escenas", las "terribles entrevistas", etc., etc., etc., son temas "frecuentes" y "espinosos"...

Es verdad, vivimos en la era de las "redes", y aunque estos avances tecnológicos han ayudado a la humanidad en muchos aspectos, frecuentemente también cooperan para dañar la buena fama o la privacidad de cualquier individuo, debido a la enorme cantidad de información que se "ventila" por doquier... no siempre verdadera...

Como sea, San Pablo nos dice hoy, de forma muy asertiva, que él NO es perfecto... que aún no ha podido conquistar su meta, su ideal... pero que está haciendo el esfuerzo, y sabe que lo logrará...

Y para alcanzarlo, es importante "dejar atrás el pasado"... es muy necesario dejar ya al "hombre viejo" para renacer al "hombre nuevo", y vivir en medio de un mundo "criticón" pero revestidos de la Gracia, y de la Paz que sólo Dios puede dar... "conquistados", pues, por Cristo Jesús...

El Señor "hace nuevas todas las cosas"... los cristianos debemos tener claro nuestro ideal... y esforzarnos por conseguirlo...

viernes, 15 de marzo de 2013

Primera Homilía del Papa Francisco (Subtitulada al español)

El día de ayer, por lo significativo del evento y la importancia de su mensaje, subtitulé la Primera Homilía que el Papa Francisco dirigió a los Cardenales reunidos en la Capilla Sixtina para celebrar solemnemente la clausura del Cónclave... sin embargo, por razones de derechos de autor, el video fue eliminado...

Hoy, considerando "una nueva versión", y por supuesto, sin apropiarme ningún derecho sobre el video, he vuelto a subtitularlo...

Espero que les sea de gran utilidad.




jueves, 14 de marzo de 2013

Las primeras palabras del Papa Francisco

Con enorme alegría, con una emoción "a flor de piel", con vivas, repiques y una sonrisota "de oreja o oreja", los católicos del mundo entero, junto a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, nos regocijamos el día de ayer por el anuncio del Card. Protodiácono Jean Louis Tauran: ¡Habemus Papam!

A la elección del Cónclave, respondió afirmativamente D. Jorge Mario Bergoglio, y aceptando el enorme reto y la gran responsabilidad de dirigir "la Barca de Pedro", salió a la "Logia Vaticana" para emitir un saludo cercano e impartir su bendición a la Ciudad de Roma y a todo el mundo.

Para quienes se quedaron con las ganas de "oír al Papa", y no lo que los comentaristas decían, he subtitulado las Primeras palabras de nuestro Pastor, el Papa Francisco...


miércoles, 13 de marzo de 2013

¡Habemus Papam! (20 preguntas para conocer mejor la naturaleza y misión del Papa en la Iglesia)





1. ¿Quién es el Papa?

El Papa es un Obispo, elegido por los Cardenales reunidos en Cónclave, para encomendarle la misión de dirigir y apacentar la Iglesia Católica.

2. ¿Qué significa la palabra “Papa”?

Hay distintas opiniones respecto a lo que significa la palabra “Papa”.

-          Una primera postura afirma que “Papa” es un acrónimo de cuatro palabras latinas:
P.- Petri
A.- Apostoli
P.- Potestatem
A.- Accipiens
Esto, traducido al español, podría entenderse como “El que ha recibido la potestad del Apóstol Pedro”, o “el que sucede al Apóstol Pedro”.
-          Otros, afirman que el acrónimo latino es distinto:
P.- Petrus
A.- Apostolus
P.- Princeps
A.- Apostolorum
Es decir: “Pedro, Apóstol, Príncipe, de los Apóstoles”.
-          Otros, finalmente, dicen que “Papa” es una derivación del latín clásico “papa”, o del griego “pappas”. Ambas palabras significan “padre”, “papá” o “tutor”.

En todos los casos, se reconoce al Papa como “la cabeza visible de la Iglesia”, como “el sucesor de San Pedro”, y como un hombre revestido de poder y autoridad.

3. ¿Quiénes eligen al Papa?

Antiguamente, la sucesión apostólica corría a cargo de los mismos Obispos. En el caso del Obispo de Roma, la elección la hacían clérigos supervisados por algunos Obispos: se designaba a un candidato por consenso o también por aclamación. Luego, el candidato era presentado al pueblo y, si éste lo confirmaba, la elección podía considerarse formalmente válida. Como puede preverse, no siempre había un “consenso general”, y este tipo de elecciones eran bastante discutidas.

Fue hasta el Siglo XII que la elección del Papa se realizó mediante un “cónclave”, es decir, por la elección secreta del Colegio cardenalicio.

4. Actualmente, ¿cuántos Cardenales conforman el Colegio Cardenalicio?

Todos los Cardenales menores de 80 años están facultados para elegir al Papa. Actualmente, el Colegio Cardenalicio cuenta con 118 Cardenales electores: 62 de Europa, 19 de América Latina, 14 de América del Norte, 11 de África, 11 de Asia, y 1 de Oceanía. Sólo 115 entraron al Cónclave.

5. ¿Qué es un Cónclave?

Del latín “cum clavis” (“con llave”), el Cónclave es la reunión del Colegio Cardenalicio para elegir al nuevo Obispo de Roma, quien ostentará los cargos de Papa y jefe del Estado Vaticano.

Requisitos indispensables de esta reunión serán la reclusión, secreto y máximo aislamiento del mundo exterior, para evitar cualquier influencia, mientras dure la elección papal.

Desde hace bastantes siglos, el Cónclave se realiza en la Capilla Sixtina (contigua a la Basílica de San Pedro, en el Vaticano); pero mientras dure la elección, los Cardenales habitarán en la residencia de Santa Marta: Una gran casa acondicionada, también contigua a la Basílica de San Pedro, que cuenta con 106 suites, 22 habitaciones y 1 apartamento, bien dispuesta para alojarlos.

6. ¿Cuándo se elige al Papa?

Los Cardenales electores tendrán que reunirse en Cónclave siempre que se declare “Sede Vacante”. Según la normatividad eclesiástica actual, la Sede Papal sólo quedará “libre” al morir el Papa en turno, o si éste renuncia válidamente a su cargo.

7. Entonces, ¿se puede renunciar al Papado?

Sí, ya que “ser Papa” no implica haber recibido un Sacramento, y como tal no supone una Ordenación. No es indispensable un “hasta la muerte”. Se trata de una “función”, de un “encargo”, de un “carisma ordinario”. En el caso del Papa Benedicto XVI, al dejar su cargo, será el Obispo Emérito de Roma, y su nombre volverá a ser el de Joseph Ratzinger.

El Código de Derecho Canónico (C. 332, fracción 2), literalmente, anota: “Si el Romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero no que sea aceptada por nadie”.

8. ¿Quién está a cargo de la Iglesia mientras haya “sede vacante”?

La Carta Apostólica “Universi Dominici Gregis” (Juan Pablo II, 22 de febrero de 1996, sobre la Vacante de la Sede Apostólica y la elección del Romano Pontífice), precisa que al haber sede vacante, todos los cargos del Vaticano cesarán, con excepción del Camarlengo (quien definirá la fecha del próximo Cónclave y se encargará de su convocación), el Prefecto de la Penitenciaría Apostólica y el Vicario de Roma. Pero su autoridad se restringirá sólo a asuntos temporales. El anillo del Papa saliente deberá ser destruido, para evitar falsificaciones o malos usos.

9. ¿Cuánto dura el Cónclave?

La duración de un Cónclave no está formalmente definida. Sin embargo, si los Cardenales logran ponerse de acuerdo en quién será el próximo Papa, logrando una mayoría en la votación de dos tercios, rápidamente podrá conocerse al nuevo Vicario de Cristo. Si durante los dos primeros días de Cónclave no se logra esta diferencia, se procederá a “mayoría simple”, con dos votaciones diarias: una por la mañana, y otra por la tarde.


10. ¿Quién puede ser elegido Papa?

El varón católico que, a norma del canon 378, reúna todos los requisitos exigidos para que pueda ser elegido obispo, sin embargo,  si carece del rango episcopal (es decir, si no es aún Obispo), deberá ser ordenado como tal tras su elección.

11. ¿Cómo se da cuenta el pueblo de Dios de que ya se ha elegido al Papa?

La Capilla Sixtina está provista de una chimenea. Después de cada votación, las papeletas donde los Cardenales han emitido sus votos serán allí quemadas. Cuando haya consenso, el humo será “blanco” (“fumata blanca”); en caso contrario, “negra” (“fumata negra”), y continuarán las votaciones.

12. ¿El candidato elegido debe aceptar forzosamente el cargo de Papa?

No, pues siempre se le pedirá su “consentimiento”. Según la Carta Apostólica Universi Dominici Gregis, de la cual ya hemos hablado, en su número 87, al candidato se le ha de preguntar: “¿Aceptas tu elección canónica para Sumo Pontífice?” Si acepta, entonces se le interrogará por el nombre que desea portar como nuevo Sucesor de San Pedro.

13. ¿Cómo se anuncia al pueblo que espera en la Basílica de San Pedro la elección del Papa?

Luego de que el elegido ha sido revestido con el atuendo pontificio, y después de haber recibido las muestras de respeto de los Cardenales, y de haber dado gracias a Dios, el nuevo Papa será anunciado por el Cardenal Protodiácono (Primer Diácono), con estas palabras:

Annuntio vobis gaudium magnum. Habemus Papam:
(Les anuncio una gran alegría. Tenemos Papa:)

Eminentissimum ac reverendissimum Dominum, Dominum (Nombre del candidato),
Sanctæ Romanæ Ecclesiæ Cardinalem (Apellido del candidato),
Qui sibi nomen imposuit (Nombre Papal).
(El eminentísimo y reverendísimo Señor, Señor (Nombre del candidato)
Cardenal de la Santa Iglesia Romana (Apellido del candidato),
Quien a sí mismo se ha llamado (Nombre Papal)).

El nuevo Papa saldrá al balcón de la Basílica de San Pedro para dar su primer mensaje, y deberán repicarse las campanas de todos los templos católicos del mundo.

14. ¿Qué títulos honoríficos ostenta el Papa?

Durante la historia de la Iglesia, el Papa ha recibido distintos títulos. Los más usuales son:

-          Vicario de Cristo.
-          Sucesor de San Pedro.
-          Obispo de Roma.
-          Arzobispo Metropolitano de la Provincia Romana.
-          Príncipe de los Obispos.
-          Patriarca de Occidente.
-          Pontífice Supremo de la Iglesia Universal.
-          Santo Padre.
-          Su Santidad.
-          Obispo de la Iglesia Católica.
-          Siervo de los Siervos de Dios.
-          Obispo de los Obispos.
-          Primado de Italia.
-          Pastor del Rebaño de Cristo.
-          Soberano del Estado Vaticano.

15. ¿Quién fue el primer Papa?

La Tradición siempre ha tenido claro que, por voluntad expresa de nuestro Señor, el primero que ostentó el compromiso de “apacentar el rebaño de Cristo” y ser la cabeza visible de la Iglesia, fue el Apóstol Pedro. Efectivamente, Jesús le dijo: “Tú eres Pedro (o sea, Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Ver Mt 16, 18).

16. ¿Cuántos Papas ha habido en la historia de la Iglesia?

Si seguimos la sucesión apostólica desde San Pedro hasta el Papa Benedicto XVI, y continuando la línea romana, ha habido 265 Papas.

17. El Papa, ¿debe cambiar su nombre?

No necesariamente. En los tiempos antiguos de la Iglesia (siglos VI y X), dos Papas decidieron cambiar su nombre, ya que de nacimiento contaban con el de un dios pagano o el de un emperador: El Papa “Mercurio” cambió su nombre a “Juan II” (a. 533 – 535); El Papa “Octavio” cambió su nombre a “Juan XII” (a. 955 – 962).

A partir de entonces se hizo “costumbre” de los Papas cambiar su nombre al ostentar el compromiso de ser el Vicario de Cristo. Sólo siete Pontífices no han cambiado su nombre: Benedicto VI y VII, Juan XIII y XV, Julio III, Marcelo II y Adriano VI, aunque conservaron la numeración asignada.

18. ¿Cuántos nombres diferentes de Papas ha habido?

79 nombres diferentes, siendo el más socorrido el de “Juan” (retomado 23 ocasiones).

19. ¿Desde cuándo se ha hecho el nuevo Cónclave?

Desde el martes 12 de marzo de 2013 los Cardenales han ingresado a la Capilla Sixtina para efectuar el Cónclave. Después de tres votaciones, aún hay “fumata negra”.

20. ¿Qué margen de edad presentan los Cardenales reunidos en Cónclave?

El Cardenal más joven tiene 53 años: Baselios Cleemis, Arzobispo Mayor de Trivandrum. El Cardenal más viejo tendrá, para la apertura del Cónclave, 79 años y 11 meses: Walter Kasper, Obispo Emérito de Rottenburg – Stuttgar.