Fue en clase de física. La maestra tenía un vaso lleno de agua sobre su escritorio, lo levantó un poco, a la altura de sus hombros, y después de escrutar a sus alumnos con una mirada serena, preguntó:
- Clase, ¿Cuánto creen que pese este vaso lleno de agua?
Los pupilos se extrañaron de uan pregunta así, pero después de breves instantes, un acomedido respondió:
- Unos 250 gramos, maestra.
Otro replicó:
- No, yo creo que unos 300 gramos.
Y así continuaron otras respuestas, pero todas en son de "adivinación"...
La maestra, después de haber escuchado bastante, dijo:
- La verdad es que para mí, el peso de este vaso, no depende tanto de lo que una balanza pueda decirme, sino de cuánto sea el tiempo que yo lo sostenga en mi mano...
Así, si yo sostengo este vaso durante unos tres minutos, podré continuar mis actividades con normalidad, sin echar de menos su peso real. Pero si yo sostengo este vaso durante una hora, me va a costar mucho trabajo soportar su peso. Ahora, si quisiera sostenerlo durante un día completo, mi brazo se quedaría paralizado y su peso sería insoportable...
Y los alumnos, simplemente, estuvieron de acuerdo...
* * * * * * * * *
Lo mismo sucede con los problemas y las viscisitudes cotidianas... si uno las carga "poco", son "pasables"... pero si se cargan "todo el día", su peso terminará por arruinarnos la existencia...
"Para ser libres nos liberó Cristo" (Ga 5, 1)
No hay comentarios:
Publicar un comentario