El día de hoy, celebrando el Segundo Domingo de Adviento, nos alegramos también recordando la memoria litúrgica del vidente del Tepeyac: San Juan Diego Cuauhtlatoatzin.
Remitiéndonos al documento histórico que nos presenta parte de su vida, considerado sobretodo el relato de las apariciones de la Morenita, el famoso "Nican Mopohua", quisiera traer a colación unas cuantas palabras suyas... sabias y sinceras, dignas de analizarse...
Luego de haber recibido el mandato de parte de la "Señora" de llevar su mensaje al Primer Obispo de México, D. Fray Juan de Zumárraga, y después de que lo despidieran de la Curia, sintiéndose humillado y realmente "poca cosa", le dijo a la Virgen Guadalupana, abriéndole su corazón:
"Mucho te suplico, Señora mía; Reina, Muchachita mía, que a alguno de los nobles, estimados, que sea conocido, respetado, honrado, le encargues que conduzca, que lleve tu amable aliento, tu amable palabra, para que le crean.
Porque en verdad yo soy un hombre de campo, soy mecapal, soy parihuela, soy cola, soy ala; yo mismo necesito ser conducido, llevado a cuestas, no es lugar de mi andar ni de mí detenerme allá a donde me envías..."
¡Y vaya que las águilas hablan! Eso significa su nombre indígena ("Cuauhtlatoatzin")... por supuesto que aunado a "Dios es misericordioso" ("Juan") y "el instruido" ("Diego"), su apelativo es uno más que adecuado para comprender sus palabras...
Primero se identifica como "hombre de campo", y por eso se llama a sí mismo "mecapal". El mecapal es una faja con dos cuerdas en los extremos... un instrumento que sirve para llevar cargas a cuestas, muy usado en las piscas del maíz...
Luego, se dice "parihuela". Se trata de una camilla. Dos palos que sostienen una plataforma y sirven para transportar personas enfermas o cualquier otro tipo de pesos...
Después "cola" y "ala", dos miembros propios de las especies animales, es decir, de seres "inferiores" a los humanos. Una, para mantener el equilibrio; la otra, propia de las aves, para ayudarlos a volar...
Finalmente, aclara que "necesita ser conducido, y llevado a cuestas"...
Ciertamente, en las definiciones anteriormente expresadas, constatamos que él mismo se siente un "instrumento", un "objeto que necesita conducción"... luego, "llevado a cuestas", como la parihuela, un objeto sin mucho valor pero que sirve para transportar cosas "valiosas"...
Yo percibo en todas estas "definiciones" unas muy adecuadas para llevar a cabo la encomienda que la Santísima Virgen le ha confiado. Sin duda, la empresa es "grande", y la Morenita le aclarará que "aunque son muchos sus servidores, es necesario que sea él quien vaya y la cumpla..."
Ojalá que todos nosotros nos diéramos cuenta de que no somos sino "vasijas de barro", pero que "llevamos un tesoro, con el fin de que todos puedan apreciar la fuerza tan extraordinaria que procede de Dios, y no de nosotros" (Ver 2 Cor 4, 7).
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