miércoles, 24 de abril de 2013

¿Cómo está tu frasco? (Cuento)


En cierta ocasión, un profesor de filosofía, constatando que gran parte de su alumnado se quejaba de que "no les ajustaba el tiempo", preparó una sencilla lección:

Llevó un frasco de vidrio, unas piedras de buen tamaño, algunas piedrecillas más pequeñas, arena, y su taza de café...

Cuando comenzó la clase, y contando ya con la atención de sus alumnos, tomó en alto el frasco y comenzó a llenarlo con las piedras grandes...

Cuando ya no cabían más, les preguntó a sus alumnos:

- ¿Cómo ven este frasco? ¿Verdad que ya está "lleno"?

Y sus alumnos contestaron que "sí".

Luego, tomó las piedras más pequeñas y las fue derramando poco a poco sobre el frasco. Éstas se fueron "colando" entre los huecos de las piedras más grandes, hasta que ya no cupieron más.

El profesor volvió a preguntarles:

- Y ahora, ¿Cómo está el frasco?
 - Lleno - respondieron sus alumnos -.

Después, tomó la arena y la derramó cautelosamente en el frasco. Como es de esperarse, la arena se fue "colando" también entre los huecos que habían dejado las piedras. El frasco estaba "rebosante"...

Y preguntó nuevamente:

- ¿Nuestro frasco sigue lleno?
- ¡Sí! Contestaron los alumnos, un tanto emocionados...

Entonces, el profesor les dijo:

Quiero que entiendan que este frasco representa nuestra vida. 

* Las piedras de buen tamaño representan las cosas que nos son más importantes: Dios, la familia, la salud, los amigos, etc. Sin esto, nuestra vida no estaría "plena".

* Hay otras cosas en nuestra vida, aunque son menos importantes: La casa, el auto, el trabajo, la ropa, el alimento... Esto es lo que representan las piedras de menor tamaño.

* Luego, hay un sin fin de cosas, mucho menos importantes: La televisión, el celular, las diversiones, y un larguísimo etcétera. Esto es representado por la arena.

Como ven, nuestra vida se va llenando con lo que deseamos. Podemos llenarla sólo de arena, o sólo de piedrecillas, o quizás sólo de grandes piedras... tenemos la libertad para elegir con qué llenar nuestro frasco... Pero, ¡Cuidado! Seamos cautelosos en llenar nuestra propia vida como es debido, de lo contrario, estaríamos "arriesgando" nuestra existencia: dejándola rebosante con "pequeñeces", o bien, olvidando esos "huecos" que quedarían allí, y sin usarse...

Los alumnos estaban de acuerdo. Sin embargo, el profesor continuó:

- ¿Creen que quepa algo más en este frasco?

Los alumnos no sabían qué contestar, ya que siempre los "sorprendía" con novedades. Entonces, el profesor tomó su taza de café y la derramó sobre el frasco, y el líquido caliente se fue "acomodando" poco a poco en los pequeños huecos que quedaban aún entre las piedras y la arena.

Y concluyó:

- No importa qué tan "ocupada esté tu vida". Siempre habrá "tiempo" para compartir con quien más quieras una tacita de café.

* * * * * * * * 

Querido lector: ¿Cómo está tu frasco? 

¿Cuántas tazas de café has ido relegando?

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