Después de una fuerte crisis económica, y de no poder solvertar ya sus deudas con el poco capital que disponía, un anciano venerable organizó una subasta en su propia casa...
Muchos se interesaron por sus bienes, y es que sabían que se trataba de un hombre culto: estudió en el extranjero y había sido músico... solía acompañar los recitales del Coro de su Estado, y fue miembro de la orquesta sinfónica de su Nación.
Pero todo en este mundo se acaba... y a los años le siguieron las enfermedades... nunca se casó, y la soledad le "mordía" ávidamente, hoy más que nunca...
La subasta había terminado.. y para su gran sorpresa se habían recabado sólo unos cuantos dólares... echó un vistazo a su habitación, y con gran dolor decidió desprenderse y subastar también su viejo violín...
El subastador aceptó continuar con la oferta. Elevó el violín, y comenzó a gritar:
- ¿Cuánto dan por este viejo violín?
Pero el público, al ver aquel instrumento tan viejo, tan empolvado, y en tan mal estado, no logró impactarse demasiado...
- ¡Diez dólares! - dijo un "atrevido"...
- ¡Quince! - replicó uno más...
Y todo parecía que allí acabaría:
- Quince dólares a la una... quince dólares a las dos... y...
Entonces, no pudiendo soportar más aquella injusticia, el maestro se puso de pie. Todos guardaron un silencio "estremecedor" al verlo transitar por en medio de la sala. Con una gran confianza tomó el violín entre sus manos... luego, sopló sobre su superficie empolvada y comenzó a afinarlo...
Primero "chillaron" unas cuantas notas, hasta que las cuerdas se tensaron, pero luego comenzó a tocar una melodía tan hermosa, tan conmovedora, que parecía "sacada de los sueños"...
Cuando la pieza acabó, el maestro volvió a poner el violín en las manos del subastador, y con gran ternura le rogó:
- Prosiga, por favor...
El subastador, entonces, gritó:
- ¿Cuánto darán por este maravilloso violín?
- ¡Mil dólares! - dijo uno.
- ¡Diez mil dólares! - uno más.
- ¡Veinte mil dólares! - replicó uno al final...
- Veinte mil dólares a la una... veinte mil dólares a las dos... y veinte mil dólares a las tres... ¡Vendido!
Todos aplaudieron. Sin embargo, un niño preguntó confundido:
- No entiendo. ¿Qué fue lo que marcó la diferencia entre "el viejo violín" y el "maravilloso violín"?
- La mano del maestro, pequeño - contestó el subastador - ¡La mano del maestro!
* * * * * * * * * *
¿Cuánto ofrecerá el mundo, el demonio y la carne, por un ser humano?
Así, tan "viejos", tan "empolvados" y "en tan mal estado"... así, como nos encontramos, a causa de nuestras miserias y pecados... somos tan poca cosa... valemos apenas nada...
Pero viene la mano del Maestro, y transforma nuestra vida aciaga en la más hermosa de las melodías existenciales...
No cabe duda... sólo su Mano recobrará nuestro valor... ¡Aprovechemos esta Cuaresma!