sábado, 2 de febrero de 2013

El camino más excelente...


Celebrando el terecer domingo ordinario, la liturgia nos presenta, en la segunda lectura, el tan conocido y afamado "Himno al Amor" (Ver 1 Co 13).

¡Amor, amor!, una palabra que a lo largo de los siglos ha tenido muchas y variadas acepciones. Ciertamente, unas más honrosas que otras, pero todas ellas señalan alguno de los rasgos que este término tan controvertido puede contener.

Para entender correctamente lo que San Pablo quiso decirnos, es necesario comprender el contexto de su época, así como la palabra que él realmente utilizó.

En griego (la lengua en que la Primera Carta a los Corintios fue escrita, y prácticamente todo el Nuevo Testamento también), existen cuatro formas de diferente de decir "Amor":

1. Eros.- Se trata de un "amor pasional", de un amor que se deja llevar por el instinto.
2. Filia.- Es un "amor de simpatía", pero interesado... podría comprenderse con la fórmula "Si me das, te doy".
3. Stergo.- Es un "amor que liga a la sangre", un amor de parentesco.
4. Agape.- Se trata de un "amor incondicional", amor que se comprende como "servicio".

Así pues, San Pablo, al referirse en este pasaje al "Amor", utilizó el término "Agape". Entonces, comprendemos que él se refería al "amor de servicio", a la "caridad"...

Si el Amor es comprensivo, servicial, si no tiene envidia, si no es mal educado ni egoísta, si tolera todo sin límites, es porque está lleno de servicio, y porque en él no existe ningún interés de por medio.

Aprendamos a amar según estos lineamientos. Sirvamos desinteresadamente, aún a aquellos por los que no sentimos ningún tipo de atracción (amor erótico); aún a aquellos a los que no consideramos "amigos" (amor filial); aún a aquellos a los que no son de nuestra familia (amor stergo).

Amemos así, como Dios nos ama... a fin de cuentas "éste es el camino más excelente"... 

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