En una tarde calurosa, y después de un refrescante "chapuzón", mamá rana salió a dar un breve paseo con su bebé ranita...
Platicaban alegremente cuando, de pronto, bebé ranita se encontró con un animal "misterioso"... hasta entonces nunca antes lo había visto...
- Mamá, ¿cómo se llama ese animal tan grande?
- Es una vaca, bebé ranita...
- ¿Una vaca? ¡Wow, pues qué grande es la vaca!
Esta última frase no fue tan bien recibida de parte de mamá rana... bebé ranita siempre la había halagado más que a cualquier otro animal: para ella era la más bella, la más ágil, la que mejor nadaba... y ahora, que su hijita apreciaba a alguien distinta se sintió "ofendida".
Entonces, le dijo a su hijita:
- No es tan grande la vaca... ¡Mira, yo soy más grande!
Y comenzó a hincharse...
- No mamita, la vaca es más grande...
Sin soportar el "comparativo", mamá rana siguió hinchándose cada vez más...
- ¿Así o más grande? - le preguntó un tanto incrédula y mucho más envidiosa mamá rana -
- ¡Ay, mamá! La vaca es mucho, mucho más grande que tú...
Y haciendo un esfuerzo sobrenatural, mamá rana intentó hincharse más, y más, y más, pero... tronó...
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