¿Qué es el Halloween?

El día de hoy, 31 de octubre, muchas personas, sobretodo en ambientes juveniles, recuerdan la memoria de una celebración extraña a nuestra cultura y carente de los principios cristianos que nos deben identificar: El día de "Halloween" o el "día de las brujas"...

Se discute aún el origen certero de dicha celebración, pero tal parece que en medio de ambientes celtas o druidas (hombres de cultura agrícola), se reunían para recordar el fin de la estación del verano y el inicio de la "época más oscura del año".

Las "hogueras" ("bonefire", del inglés "huesos quemados"), fueron un elemento importante para estas celebraciones. Los hombres y las mujeres hacían primero un recuento de sus alimentos y de los ganados para después sacrificar algunos animales y quemar sus huesos en las fogatas hechas con este propósito.

Otros recursos de la época fueron la utilización de calabazas o nabos iluminados, la adivinación, la magia y el consumo exagerado de alimentos de todo tipo y bebidas dulces y embriagantes...

Con el paso de los siglos esta "fiesta" ha ido degenerando según la cultura que la "aprende" o la "adopta". A México nos llegó por influencia de los Estados Unidos de América.

Es común el uso de disfraces de muertes, demonios, zombies, murciélagos, brujas y todo tipo de seres mounstruosos... los niños suelen pedir golosinas casa por casa, y los adolescentes y jóvenes optan por hacer desorden o reunirse en fiestas más "atrevidas"... fiestas que, como diría en una de sus canciones el buen Miguel Bosé, rayan "arisgando en lo prohibido".

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Halloween (celebración de la "víspera de la fiesta de todos los santos"), no es una celebración "inocente" ni "inocua". Este día, tristemente, muchas personas se reúnen para honrar al príncipe de las tinieblas, hacen rituales satánicos, misas negras, profanan cementerios, roban criaturas y las sacrifican, hacen desmanes y provocan pánico y terror en los vecindarios...

Digámoslo con claridad: ¿Qué tiene el Halloween de cristiano? Nada...

Asimilemos mejor nuestras costumbres, honremos la vida, y no dejemos que la moda o las culturas extranjeras vengan a infiltrarse y a deteriorar nuestra relación con Dios y con nuestros hermanos...