Domingo 31 del Tiempo Ordinario... comenzando el otoño y gozando en nuestra Patria de un clima nubladito y lloviznón... la liturgia es muy rica, y nos invita a reflexionar en lo que podría llamarse "el gran meollo" de todo el misterio humano... aquello por lo único que vale la pena vivir... y morir...
En el Evangelio, San Marcos (Mc 12, 28 - 34) nos dice que un escriba, es decir, un hombre letrado y especialista en el estudio de la Palabra de Dios, se acerca a Jesús y le pregunta cuál es el mandamiento más importante...
Por supuesto que este hombre conocería la lista de las leyes descritas en el famoso "Decálogo" (los diez mandamientos), y también estaría al pendiente de las múltiples más que enumera el libro del "levítico"... pero a él le interesa saber cuál es la principal... cuál merece realmente cumplirse, sin detenerse ya en meras "pequeñeces" legales y sin trascendencia...
Jesús acude al famoso "shemá Israel", una de las principales oraciones judías donde se expresa su creencia en un único y verdadero Dios (Ver Dt 6, 4)...
Con ella, Jesús aclara que lo esencial está en Amar... a Dios... al prójimo... y a uno mismo...
* * * * * * * * * *
Y, ¿Acaso podrá haber algo más grande o más importante que sentir y transmitir el Amor?
Una persona enamorada es capaz de todo... pues bien, Jesús nos invita a "sacarle jugo a la existencia", dejando a un lado esas prescripciones legales que podrían resumirse en una sola cosa y necesaria...
San Agustín dijo: "Ama y haz lo que quieras"... de tal suerte que:
Si callas, callarás con amor.
Si gritas, gritarás con amor.
Si corriges, corregirás con amor.
Si perdonas, perdonarás con amor.
Si está dentro de ti la raíz del amor,
ninguna otra cosa sino el bien
podrá salir de allí...
Yo me he decidido amar "a lo fuerte"... te invito a que encuentres tu razón de vivir y morir... ¡Amando!
No hay comentarios:
Publicar un comentario