El libro del Génesis nos relata (Ver Gn 9, 20), que Noé, el famoso
sobreviviente del Diluvio Universal, era agricultor, y que fue él quien
plantó la primera viña...
Pues bien, enriqueciendo esta narración, los judíos la han complementado con el siguiente "midrash" ("actualización"), y así enseñan a sus hijos que "beber siempre debe ser con moderación"...
Estaba Noé cuidando de su viña, cuando Satanás, poco satisfecho con aquel hombre justo, con aquel varón que había encontrado gracia ante Dios debido a su vida intachable y "poco común", con astucia se acercó y le dijo:
- ¿Qué haces, buen hombre?
- Estoy cuidando de mi viña - respondió Noé.
- ¿Qué es una viña? - Preguntó nuevamente Satanás.
- Es una plantación de uvas. La uva es una fruta muy dulce, y tanto
fresca como seca tiene un sabor exquisito... creo que también con ella
podré hacer una bebida refrescante...
- ¡En hora buena! ¿Me dejarías ayudarte a cuidar de ella? Prometo
que, si tú lo autorizas, yo voy a ofrecerte el mejor de los abonos para
que esta plantación produzca sólo los más dulces frutos...
Noé, confiando ciegamente en Satanás, le permitió que "cuidara de su viña"...
Fue así como el tentador, maquinando su malévolo plan, utilizó la
sangre de cuatro animales para abonar la plantación, impregnándola con
"la esencia" de aquellas bestias, y condenando a los consumidores del
vino a que no sólo imitasen, sino que se "conviertan" auténticamente en
estos cuatro animales: Un cordero, un león, un cerdo y un mono...
Si un bebedor de vino lo toma con moderación, se presenta como un cordero: Tranquilo, y alegre.
Si éste continúa bebiendo, se torna un león: Agresivo, presumido, es
capaz de luchar por nada y cree alcanzar la victoria sobre cualquier
opositor.
Si, para su desgracia, se sigue emborrachando, el bebedor se torna un cerdo: Ensucia sus ropas y se mezcla con sus desperdicios corporales...
Por último, si el bebedor continúa, llega a ser un mono: Sus acciones son ridículas, sólo provocará risas y cometerá las payasadas que nunca haría en su sano juicio...
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Querido lector, cuando vayas a beber, recuerda esta anécdota, y no olvides que el vino "está abonado" con la sangre de estos cuatro animales...
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