En la Grecia antigua, era una costumbre de las familias "de alcurnia" contar con uno o más esclavos...
Algunos de ellos destacaban: Por su trabajo, su habilidad, su astucia, o porque se ganaban la confianza de sus amos.
A aquellos que obtenían su libertad, pero no deseaban dejar la casa de sus patrones (por diversas razones), se les llamaba "libertos". A algunos de ellos se les encomendaba llevar a sus hijos a la Escuela, donde recibirían su educación. Así surgió el término "pedagogo".
Etimológicamente, proviene de dos palabras griegas: "Paidos" (niño), y "ago" (llevar). Así, pues, el pedagogo "conducía a los niños" donde sus maestros. Ellos volvían a sus labores, y dejaban a los niños de sus patrones aprendiendo...
Algunos de ellos destacaban: Por su trabajo, su habilidad, su astucia, o porque se ganaban la confianza de sus amos.
A aquellos que obtenían su libertad, pero no deseaban dejar la casa de sus patrones (por diversas razones), se les llamaba "libertos". A algunos de ellos se les encomendaba llevar a sus hijos a la Escuela, donde recibirían su educación. Así surgió el término "pedagogo".
Etimológicamente, proviene de dos palabras griegas: "Paidos" (niño), y "ago" (llevar). Así, pues, el pedagogo "conducía a los niños" donde sus maestros. Ellos volvían a sus labores, y dejaban a los niños de sus patrones aprendiendo...
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Todo agente comprometido con la evangelización debe ser un "pedagogo".
Y es que a ninguno de nosotros se nos encomienda realmente la "educación" de nuestros hermanos. Nosotros sólo debemos "conducirlos" de la mano, hasta que cada uno de ellos llegue donde el Maestro...
Es importante que, una vez cumplida nuestra labor, sepamos "desaparecer". Dejarlos allí para que aprendan, de labios del Maestro, de viva voz de Jesús, el Señor, la enseñanza para su vida...
¡Somos Pedagogos! ¡Gocemos con ello!
Y es que a ninguno de nosotros se nos encomienda realmente la "educación" de nuestros hermanos. Nosotros sólo debemos "conducirlos" de la mano, hasta que cada uno de ellos llegue donde el Maestro...
Es importante que, una vez cumplida nuestra labor, sepamos "desaparecer". Dejarlos allí para que aprendan, de labios del Maestro, de viva voz de Jesús, el Señor, la enseñanza para su vida...
¡Somos Pedagogos! ¡Gocemos con ello!
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