viernes, 9 de noviembre de 2012

Frustrar la frustración...


Cuando no conseguimos lo que queremos, y cuanto mayor hubiese sido nuestro trunco interés por conseguirlo, experimentamos esa respuesta emocional a la que denominamos "frustración".

Es verdad que las cosas no siempre salen como quisiéramos que salieran. Es cierto que a veces no logramos conseguir lo que anhelamos. Es evidente que quizás nunca obtendremos ni conseguiremos todo aquello con lo que siempre soñamos... vistas así las cosas, todo parece indicarnos que estamos "condenados a sufrir la frustración"... sin embargo, si nos detenemos un poco a reflexionarlo con más calma, nos daremos cuenta de que no es así.

Las "crisis" aparentan pura negatividad, pero detrás de esa cara mala y maleada, se atisba una genuinamente diferente: Todo reto conlleva en sí mismo el probable éxito.

En una carrera se puede perder o se puede ganar, pero lo más importante será siempre llegar a la meta, en cualquier lugar, en cualquier situación, pero... llegar. Lo más triste sería quedarse con las pobres ganas de participar porque no nos decidimos a intentarlo.

Nuestra vida está constantemente motivada por las crisis, nos llegan a diario, vienen a encontrarnos día con día... en ocasiones, incluso, nosotros mismos las provocamos...

Todos sabemos que lo que más cuesta es lo que más se valora, que lo que más apreciamos es aquello por lo que más sufrimos para conseguirlo... Entonces, detrás de la frustración, hay un camino abierto y libre para transitarlo y que puede llevarnos al éxito.

Si hemos perdido el control por lo pasado, si se trata ya de un acto consumado, si no se puede hacer más nada en este asunto, tenemos aún el presente para vivirlo intensamente y proyectar nuestro futuro. Si ya nos hemos decidido por algo, nos conviene aferrarnos al porvenir. Aprender de los errores para evitarlos después. Levantarnos una y otra y otra vez hasta conseguir, si no lo que pensábamos, sí lo que jamás imaginaríamos detrás de una almohada empapada por el llanto, o debajo de una sábana, testigo sutil de aquellos lamentos vanos.

Es hora de andar. Es tiempo de crecer. Ha llegado el momento de "frustrar la frustración"...

No hay comentarios:

Publicar un comentario